Como cada año, los alumnos y alumnas de 6º de Primaria del CEIP Doñana, venimos participando en unas actividades organizadas por el
Parque Nacional de Doñana, junto a los centros educativos de las 1
4 localidades de la comarca que da nombre a tan maravilloso entorno.
Este año las actividades se han organizado en dos días:
- Día 1: Ruta Sur. Ecosistemas
Este día ha sido un tanto especial por muchos motivos. Llegamos al
Centro de Visitantes El Acebuche sobre las 9 de la mañana y ya nos esperaban allí los monitores que nos iban a guiar en estas actividades: Pilar, Ana, José y Manolito ah, y no podía faltar "Merceditas". Nos dieron la bienvenida mientras José y Manolito nos explicaban que serían ellos quienes estarían con nosotros pero primero tenemos que conocer a"Merceditas"...
"Merceditas" no es más que el vehiculo en el que vamos a ir a hacer la ruta, un todoterreno impresionante con unas ruedas tan grandes como una persona, enorme. Nos dirijimos hacia la playa de
Matalascañas mientras José nos explica las nuevas construcciones aéreas que están haciendo para el paso de linces; al llegar a la playa, José nos habla sobre el paso de vehiculos por la playa en la zona de parque, indicándonos que NO está permitido el paso con vehiculos a motor, aunque si vamos andando o paseando SI que el acceso es libre.
Es ahora cuando nos encontramos el primer ecosistema,
el litoral, son mas de 30 km de playa virgen en los que impresiona ver el océano y la playa, las aves como se orientan enfrentando el viento, los coquineros, algunos pescadores, correlimos, bandadas de gaviotas patiamarilla,...
Manolito y José nos indican que la playa está evolucionando ya que a lo largo de ella hay una hilera de
torres vigía situadas a distinta distancia del mar, por que a lo largo de los años, éste hay ido quitando arena de una zona y dejando sedimentos en otra, así por ejemplo Torre la Higuera está metida en el mar y sin embargo Torre Carbonero o Torre de Santiago no.
Llegamos a la
desembocadura y realmente es espectacular comprobar que el
Guadalquivir es muy ancho al llegar al mar; en el otro extremo
Sanlucar de Barrameda. Paramos a ver las casas típicas de las personas que vivían en el parque en el poblado de la Plancha, todos los materiales utilizados eran de árboles y arbustos del entorno, totalmente ecológico.
Llegamos a la zona de
cotos caracterizada por el color verde, pinos, alcornoques, arbustos, ciervos, ¿ciervos?, si. Detenemos a Merceditas y observamos sin siquiera respirar cómo unos operarios, que hacían faenas de deforestación durante varias semanas por la zona, daban de comer en su mano a un ciervo armado con unas astas increibles. Todos quedamos boquiabiertos e intentamos hacer la foto, claro.
Es hora de retomar un poco de energía y paramos en El Cerro del Trigo, lugar donde descansan las hermandades gaditanas que peregrinan a la
romería de El Rocío; allí nos tomamos el bocata y aprovechamos para tirar algunas fotos.
Todo se va humedeciendo hasta que llegamos a la
zona de vera y marisma donde podemos ver muchísima vida: gamos, ciervos, jabalíes, tarabillas, flamencos, el agua lo inunda todo. Es la zona más variable del parque, en verano se seca y en invierno se inunda rebosando la vida por doquier. De nuevo nos adentramos en la zona de Cotos para ir comprobando como el terreno se hace más intratable, hasta tenemos que darle ánimos a Merceditas, ¡Merceditas! ¡Merceditas! ...
Llegamos a las
dunas. Ante nuestra vista se alza un paisaje de contrastes, trenes de dunas y zonas de corrales se alternan hasta llegar al mar. Los monitores nos explican como las dunas se mueven pasando por encima de pinos y sabinas, o como los enebros trepan por las mismas para no ser engullidos. Paramos un momento en la cresta de una de las dunas llegando uno de los momentos más esperados por todos: lanzarnos en carrera por algunas de estas dunas; hemos acabado todos rebozados en arena como croquetas, aunque también nos hemos divertido muchísimo este rato.
Retomamos la ruta, cruzamos todas las dunas y cotos hasta llegar otra vez a la playa de Matalascañas para ya regresar al Centro de Visitantes El Acebuche y concluir la visita del primer día.
La experiencia ha sido muy positiva para todos. Nos hemos divertido, hemos visto cosas nuevas, hemos tomado notas, nos hemos llevado unas fotos chulísimas y hemos aprendido a ser más responsables con nuestro entorno. Mañana más.
- Día 2: Centros de Visitantes
El segundo día de visita al parque lo hemos dedicado a conocer mejor los centros de visitantes
El Acebuche y
La Rocina. Para esta actividad nos acompaña otra de las monitoras, Ana.
Llegamos al Centro de Visitantes El Acebuche y antes de que Ana comience con las actividades, nos detenemos a observar el reloj de agua (
clepsidra) y
de sol que están en el centro de visitantes. No necesitan pila y son muy exactos, aunque hay que saber interpretarlos correctamente. Ana nos recibe con una gran sonrisa y como primera actividad tenemos el visionado de un pequeño documental sobre Doñana con un personaje muy peculiar, el calamón. En este documental nos hablan de lo frágil que es el parque ante los cambios humanos y de la importancia de este parque a nivel internacional por ser uno de los mayores humedales de toda Europa además de ser lugar de paso de miles de aves migratorias que viajan del norte de Europa hasta África y viceversa.
Cambiamos de dependencia y comenzamos otra actividad centrada en uno de los mayores símbolos del parque:
el lince ibérico. En esta actividad, Ana nos muestra como los científicos y biólogos del parque controlan a los linces en cautividad a través de
webcams situadas en espacios cerrados destinados a la cría de esta especie. Seguidamente realizamos un debate sobre los aspectos que influyen en el desarrollo del lince ibérico en nuestro entorno; el parque está muy comprometido con la conservación de esta especie por estar considerada como especie en peligro de extinción. En Andalucía solo quedan unos 200 ejemplares repartidos en Sierra Morena y el Parque Nacional de Doñana.
Terminadas estas actividades, nos dirijimos al Centro de Visitantes La Rocina, situado muy cerca de la aldea de El Rocío. Al llegar aprovechamos para tomar el desayuno mientras disfrutamos de tan maravilloso paraje rodeados de pinos, romero, ...
Ana nos explica que al tener tantos alumnos a su cargo con estas actividades, le resulta imposible recordar todos los nombres así que improvisamos un pequeño juego en el que cada uno de nosotros tenemos que buscarnos un "nombre doñanero"; el resultado es el siguiente: Javier (Jaguarzo), Lari (Lince), Carmen (Calamón), Raúl (Romero), Félix (Flamenco) M.Fernanda (Marisma), Gaby (Gavilán), Lucía (Laguna), Agueda (Águila Imperial), Rocío (Rocina), F.José (Focha), Mª José (mirlo), Carmen (conejo) y Ana (Araña lobo). Ahora es más divertido identificarnos.
Comenzamos una ruta por uno de los senderos y nos encontramos en primer lugar una de las
viviendas típicas que habitaban las personas del parque en la antigüedad, tenían pocos lujos y la vida en este tipo de casas se hacía muy dura sin las comodidades que tenemos hoy en día. Continuamos el sendero hasta llegar a uno de los
puntos de observación de aves para identificar especies. Allí avistamos: Garceta común, Anade azulón, Zampullín, Morito, Cigüeña blanca, Garza Real y Polla de agua.
De regreso al centro de visitantes terminamos con un par de juegos referentes a Doñana: "Lince y Conejo" y "Mentira o Verdad".
Ana nos propone como actividad final la redacción de un relato en el que hay que imaginar como vivían antiguamente las personas en Doñana; este relato lo enviaremos al parque otorgándonos el diploma de Guarda Juvenil Forestal de Doñana.